El Ministerio de Salud amplió la población a vacunar de manera prioritaria incluyendo a los pacientes oncohematológicos. ¿Por qué tienen prioridad? ¿Qué deben tener en cuenta a la hora de vacunarse?
Las enfermedades oncohematológicas (leucemias, linfomas de Hodgkin y No Hodgkin, mieloma, síndromes mielodisplásicos y mielofibrosis) se caracterizan presentar un comportamiento neoplásico de las células – stem – que dan origen a los elementos que circulan en la sangre y en los ganglios linfáticos.
Gran parte de los pacientes oncológicos en general, son considerados grupo de riesgo ante el COVID-19 ya que son más susceptibles de contraer cualquier infección, debido a que la enfermedad y a algunos tratamientos (por ejemplo, la quimioterapia, la radioterapia extensa, o los trasplantes de médula ósea) debilitan las defensas del organismo. Por lo tanto, estas personas presentan un mayor riesgo de desarrollar formas graves de la enfermedad.
A estos factores de riesgo se suma que, desde el inicio de la pandemia, muchas personas que viven con enfermedades oncohematológicas disminuyeron la frecuencia de los controles o tratamientos, por miedo al contagio, impactando esto en su calidad de vida. Ante este panorama, la Asociación Civil Linfomas Argentina (ACLA), la Fundación Argentina de Mieloma y Asociación Leucemia Mieloide Argentina (ALMA), convocaron a importantes referentes mundiales y brindaron de manera virtual un “Foro internacional sobre vacunación contra COVID 19 en pacientes oncohematológicos” para responder a todas las inquietudes al respecto. El evento fue coordinado por el Dr. Gustavo Kusminsky (Jefe de Servicio del Hospital Universitario Austral y Asesor Médico de la Fundación Argentina de Mieloma) y la Dra. Dorotea Fantl Médica hematóloga, Jefa de Servicio del Hospital Italiano y Asesora Médica de la Fundación Argentina de Mieloma).
¿Pueden vacunarse contra el COVID los pacientes con enfermedades oncológicas? ¿Por qué se prioriza su vacunación por sobre la población general?
“Si. El COVID suele ser más grave para los pacientes oncohematológicos, ya que complica su estado de salud. La mortalidad en estos pacientes es más alta que para el resto de la sociedad, superando al 20%”, aseguro el Dr. Rafael Fonseca, Director del Comprehensive Cancer Center de la Clínica Mayo de EE.UU. “Los beneficios son más altos que los riegos cuando estos pacientes se vacunan” agregó.
¿Los pacientes oncohematológicos pueden recibir cualquiera de las vacunas disponibles?
“Si se vacunan, es recomendable que lo hagan con las vacunas que tienen virus inactivos, como la Sputnik, la Covidshield / Astra Zeneca o la Sinopharm. Datos preliminares muestran que los pacientes oncohematológicos que recibieron estas vacunas no observaron efectos adversos” recomienda María Victoria Mateos Manteca, Directora de la Unidad de Mieloma del Hospital Universitario de Salamanca, España.
¿Hay algún estudio sobre la vacunación contra COVID en pacientes oncohematológicos?
“No hay estudios recientes sobre las ventajas y desventajas de la vacunación en pacientes oncohematológicos. Ningún ensayo clínico actual con vacunas para COVID 19 ha demostrado resultados de eficacia y seguridad con las vacunas, pero no hay nada que nos haga pensar que estas vacunas vayan a ser inseguras en estos pacientes. Pero cabe remarcar que sólo con las que tienen virus inactivos; NO la que tienen a virus vivos” remarca la Dra. Ana Laborde, Jefa de Infectología de FUNDALEU y Miembro de la Comisión de Pacientes Inmunosuprimidos de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI).
¿Cuándo y cómo es recomendable vacunar a los pacientes oncohematológicos?
Los profesionales participantes compartieron varias consideraciones a tener en cuenta a la hora de definir cuál es el mejor momento para recibir la vacuna:
Aprovechar fundamentalmente los periodos de descanso entre ciclos de tratamiento.
Si la enfermedad está bajo control y con indicación médica, una opción es suspender el tratamiento por 7 días antes de la primera dosis y hasta 7 días después de la segunda, para dejar ventana y lograr una respuesta inmunitaria del organismo de los pacientes.
Los pacientes que estén recibiendo Lenalidomida no deben suspender la medicación por la aplicación de la vacuna.
Pacientes bajo tratamientos con esteroides, si es posible, suspenderlos temporalmente.
Los pacientes que reciben inmunoglobulina, se recomienda suspender el tratamiento un mes antes de la vacunación y hasta 15 días después de haber recibido la segunda dosis; siempre bajo indicación médica.
En el caso de estar bajo tratamiento por mieloma, y si existe la oportunidad de vacunarse, no se debe suspender el mismo; pudiendo así seguir controlando la enfermedad y protegiendo del COVID al mismo tiempo.
En pacientes con infusiones de gamaglobulinas, la primera dosis debe aplicarse un mes después de la última infusión y luego de la segunda dosis esperar 14 días para la siguiente.
Esperar 6 meses luego de trasplante y anti CD 20 (Rituximab) u otros tratamientos que producen disminución de linfocitos B.
En lo posible, separar la vacunación al menos 7 días de los corticoides.
Pacientes con leucemia linfática aguada, en proceso de quimioterapia y trasplante, por complejidad e incertidumbre a respuesta inmune, se recomienda esperar que termine un ciclo de quimioterapia.
Si el paciente oncohematológico ya se contagió de COVID, debe volver a vacunarse ya que se comprobó que las personas pueden re contagiarse después de tres meses.
Con respecto a la vacuna antigripal, primero es aconsejable que reciban las dos dosis de COVID y luego la de la gripe.
Finalmente, los profesionales realizaron una serie de recomendaciones generales respecto de la vacunación contra el COVID:
Separar 14 días de otras vacunas.
De ser posible, completar la vacunación antes de trasplantes o tratamientos.
No se descarta el contagio de los ya vacunados: puede haber circulación viral y contagiarse aun estando inmunizados.
Recordar que, a pesar de la vacunación, se deben seguir manteniendo las medidas de precaución: mantener la distancia de 2 metros, usar barbijo al salir y en el trabajo, evitar reuniones en espacios cerrados, lavarse las manos con jabón y agua, no compartir mate, ni vajillas, toser y estornudar en el pliegue del codo, limpiar los objetos que se usan frecuentemente, ventilar los ambientes y no tocarse la cara.
Siempre consulte con su médico especialista antes de tomar cualquier decisión que pueda afectar su tratamiento.
“Esta actividad que realizamos las organizaciones de pacientes y los médicos ayudó a lograr que los pacientes oncohematológicos sean considerados como población de riesgo y que tengan prioridad para la vacunación” aseguró Haydee González, Presidente de la Asociación Civil Linfomas Argentina. “Este tipo de actividades se suman a las de nuestra campaña de concientización permanente Los linfomas no se tomas vacaciones, brindando información y acompañando a los pacientes agrupados a nuestra asociación” concluyó.