Los efectos secundarios de los fármacos dirigidos están mal documentados, y su impacto en los pacientes con frecuencia son seriamente subestimados y subtratados. Los esfuerzos para abordar estas cuestiones podrían mejorar la supervivencia y calidad de vida.
La imagen de un paciente agotado con la cabeza calva y rostro pálido ha llegado a "representar" a alguien tratado con quimioterapia, el signo visible de dolor interior y malestar.
El lenguaje de los tratamientos dirigidos tiene un imaginario diferente. Los medicamentos de aproximación, medicina de precisión y diseño constituyen balas mágicas que atacan el cáncer sin dañar a “civiles inocentes”.
Terapias diseñadas para bloquear las vías que permiten que el cáncer invadan células o que causen menos daño que las drogas citotóxicas, pero eso no significa que no hay daños colaterales. Una gama de efectos secundarios son reportados por los pacientes - neuropatía, cansancio, dolor de huesos, náuseas, diarrea persistente (o estreñimiento), dolor de cabeza persistente, erupciones cutáneas, úlceras bucales y otros. En algunos casos, una reacción puede incluso indicar que el medicamento está teniendo un impacto positivo.